Altazor y el juego de la palabra


“Y puesto que debemos vivir
/y no nos suicidamos
Mientras vivamos juguemos
El simple sport de los vocablos
De la pura palabra y nada más”

Si hay algo que debe destacarse de Vicente Huidobro es la unidad que existe entre su propuesta poética y su obra. Las ideas que subyacen su teoría están presentes en su poesía tanto enunciadas como aplicadas. La ruptura con la poesía anterior y la novedosa propuesta de trabajo con el lenguaje se combinan para crear una poesía que en cada uno de sus versos habla de sí misma, como ejemplo y como manifiesto. Tal vez uno de los trabajos más interesantes que realiza está en el nivel del mismo lenguaje, al que deconstruye y construye en un doble movimiento, mostrando que hay mucha más productividad en él de lo que se percibe. El objetivo de este trabajo será evaluar en qué medida la teoría y la práctica se unen para desmembrar el lenguaje y ponerlo en funcionamiento .

La delimitación del espacio de oposición

Antes de analizar la propuesta efectiva de la poesía de Huidobro debemos prestar atención a un primer movimiento que va delineando la ruptura. El poema no solo dice lo que será sino que también se pronuncia contra lo que luchará; en este caso, delimita aquello a lo que se opone y manifiesta la ruptura, la proclama. “Matemos al poeta que nos tiene saturados”, sentencia, para luego comenzar a construir la crítica.


Poesía aún y poesía poesía
Poética poesía poesía
Poesía poética de poético poeta
Poesía
Demasiada poesía 
Desde el arcoiris hasta el culo pianista de la
/vecina
Basta señora poesía bambina”

La idea inicial comienza a desarrollarse: aquello contra lo que se construye la propuesta poética es contra la poesía saturadora. Mediante la repetición enfática los mismos versos que mencionan este tipo de poesía adquieren una cadencia pesada, una acumulación de sentido que se torna densa.

“Basta señora arpa de las bellas imágenes
De los furtivos comos iluminados
Otra cosa otra cosa buscamos”

“Demasiada poesía”, afirmaba uno de los versos, y aquí la idea continúa desplegándose. El hastío parece ser respecto de la poesía sobrecargada, de la acumulación de imágenes y comparaciones. Ante esto, plantea un nuevo modo de crear poesía a través de este mismo quiebre. Estamos en condiciones de analizar, entonces, la ruptura efectiva que plantea esta poesía.

El modo de la ruptura

Lo innovador en la poesía de Vicente Huidobro no es solo lo que puede traer como nuevo sino la particular manera de llevar a cabo, con los materiales y recursos ya conocidos, un trabajo diferente. Podemos tomar como primer ejemplo lo expuesto en los versos ya citados: “Basta señora arpa de bellas imágenes”, pide el poeta. El poema trabaja con imágenes, pero no con aquellas convencionales sino con imágenes sorprendentes; evitar las caracterizaciones esperables y utilizar, en cambio, otras novedosas parece ser la propuesta. “Muere la luna con su noche a cuestas” o “El sol se saca del bolsillo el día” provocan, sin duda, el efecto deseado.
“Basta (…) de los furtivos comos iluminados”, continúa. Aquí el recurso puesto en cuestionamiento es la comparación. Huidobro dentro de su propuesta estética no la niega como figura, pero al igual que al uso de las imágenes propone desarticularla, colocando en ella un elemento no esperado. “Sabemos posar un beso como una mirada/ plantar miradas como árboles” dice, al comienzo de una serie sucesiva de versos que mantienen la misma estructura y que parecen encadenarse repitiendo el elemento del término anterior. Podrían señalarse aquí varias cuestiones: en primer lugar, el carácter novedoso de la comparación al poner en relación elementos que no es habitual comparar (un beso con una mirada, las miradas con los árboles); en segundo lugar, la explotación de un recurso sobre el cual se efectúa una crítica, demostrando que no se trata meramente de imponer tropos nuevos sino de realizar un trabajo particular con ellos; y, finalmente, la obtención de una sonoridad que dentro de una visión amplia del poema será clave, al virar en el último canto casi a una pura sonoridad.
El sonido puro es tal vez el producto final del trabajo que se efectúa con la palabra. Nos encontramos entonces frente a una de las rupturas más notorias en la poesía de este autor: la deconstrucción del lenguaje. Las palabras son desmembradas y con los fragmentos se lleva a cabo una serie de operaciones de recombinación, deslizamiento y puesta en relación. La palabra quebrada es reubicada y colocada en línea con un paradigma con el que se vincula.
La suma de estos procedimientos es la que permite un uso nuevo de la palabra. Pero, como mencionamos al comienzo, la propuesta teórica y la obra poética de Vicente Huidobro se hallan íntegramente ligadas. Veamos entonces cómo este juego con la palabra, mediante distintos recursos, se constituye como la base de una propuesta innovadora acerca de la poesía.

Propuesta poética

El trabajo realizado sobre la palabra es el pilar de una serie de acciones que constituirán la propuesta poética de Huidobro. Como ya mencionamos, la ruptura que intenta efectuarse es respecto a un tipo de poesía que él define, o tal vez a la tradición poética en su totalidad. La crítica a las imágenes y a las comparaciones, como quedó demostrado, no implica que en el proyecto de Huidobro no estén contempladas; otro tipo de recursos, como la adjetivación o la descripción, que cuestiona en sus manifiestos, tampoco se ven suprimidas. ¿En qué medida, entonces, se produce la innovación?
El trabajo particular con la palabra permite desnudarla, despojarla de todo tipo de velaciones y colocarla en el lugar central de análisis. De este modo, la crítica que se construye desde allí apunta a desestructurar los convencionalismos. No es un cuestionamiento hacia determinados procedimientos o recursos de la poesía sino hacia algo más profundo: la propuesta de Huidobro es innovadora porque lo que plantea es justamente desterrar todos los lugares comunes, esperables, de la palabra, sorprender, desestabilizar. “Y el alma del oyente quede temblando”, propone en su Arte Poética; la ruptura de la lógica conocida, el quiebre en las palabras y las asociaciones inesperadas colaboran para provocar ese efecto.

“Hay que resucitar las lenguas
Con sonoras risas
Con vagones de carcajadas
Con cortacircuitos en las frases
Y cataclismo en la gramática”

Verso tras verso refuerza la propuesta de ese efecto desestabilizador. Propone un “cataclismo en la gramática”, “cortacircuitos en las frases”; los términos utilizados comparten la idea de lo abrupto: las sonoras risas o las carcajadas, por ejemplo. Pero algo más se destaca aquí: la necesidad de resucitar las lenguas. A partir de este planteo aparece, por un lado, la idea de que esta lengua de la que se habla esta muerta; por otro lado, se destaca la posibilidad de volver a darle vida. A través de ese shock es como se revitaliza la lengua, como se la vuelve a hacer productiva. La lengua viva es la lengua renovada, y la lengua renovada es la que permite crear.
El poema se constituye hasta aquí como un quiebre absoluto con todo lo anterior y con todo lo esperable. ¿Cuáles son entonces las reglas que sigue este poema? ¿Cuál es la lógica dentro de un sistema que ha roto todos los parámetros? Tal vez esté allí mismo, en la ruptura, en el proceso de desmembramiento de la palabra, en la puesta en escena del material conocido para comprobar que si logra liberarse de las ataduras impuestas puede resultar sumamente productivo; tal vez sea allí donde logre crearse un nuevo sistema de parámetros para regir al poema. La propuesta de Huidobro es clara: el poeta debe crear mundos nuevos (“cuanto miren los ojos creado sea /(…)/ inventa mundos nuevos” , “Y todo lo que dice es por él inventado/ cosas que pasan fuera del mundo cotidiano” ), por lo que medir su creación en relación a las reglas del mundo conocido resultaría inútil. El trabajo de Huidobro con la palabra, a nivel morfológico y sintáctico, expresa que no hay vínculo entre la palabra y el mundo exterior, que no funciona como representativa de una realidad. Rompiendo la lógica esperada pone en evidencia la convencionalidad del lenguaje.

Conclusiones

La obra de Huidobro se erige en su totalidad como manifiesto de una nueva poética. La ruptura que marca, la tradición con la que discute, la lógica que invierte y el doble procedimiento de destrucción-construcción que realiza sobre la palabra son los pilares básicos para articular su teoría con su práctica. A través del juego efectuado sobre la palabra la experiencia de lo nuevo se confunde con su análisis y el poema se permite hablar sobre sí mismo.
A partir de estos procedimientos específicos se produce el doble movimiento: destruir y construir. A partir de la ruptura de la palabra y ese juego particular con ella el poeta logra crearla nuevamente; esa lengua muerta revive en la renovación. Al mismo tiempo, la ruptura de la poesía en general, ese camino hacia la pura sonoridad, esos sucesivos quiebres de la lógica y del sentido permiten volver a construir la poesía. El juego que se da con la palabra es el mismo que se da con la totalidad del poema: desmembrar, quebrar, presentar los fragmentos que serán la condición de posibilidad de la nueva palabra y del nuevo poema respectivamente. En el juego que se efectúa sobre la palabra está el mismo movimiento general respecto de la poesía. Es por esto que se consolida como el articulador de la teoría y la práctica: produce el efecto deseado para la poesía y al mismo tiempo permite evidenciar aquello que se está denunciando en el mismo procedimiento: la convencionalidad del lenguaje y del mundo que representa. Este doble movimiento, de quiebre y de restauración renovada, está en la práctica gracias a que se plantea en la teoría, pero se plantea al mismo tiempo en ambas. Teoría y prácticas son aquí prácticamente indisolubles.

“Agoniza el último poeta” , dice, y algunos versos más adelante “pasa de la tierra a las constelaciones/ el entierro de la poesía” . Pero a través de estos procedimientos sobre la palabra, ésta renace renovada, “con luz propia de un astro que un choque vuelve vivo”. La palabra es quebrada, desmembrada, despojada de convencionalismos para formar un nuevo lenguaje, el lenguaje de la poesía, que posibilitará que el poeta cumpla su tarea: crear. “El nuevo atleta salta sobre la pista mágica/ Jugando con magnéticas palabras/ Caldeadas
como la tierra cuando va a salir un volcán” : ese es el nuevo lenguaje, el de las palabras caldeadas, en movimiento, creadoras, dotadas de una energía renovada que le devuelve la vida a la lengua muerta y permite, sobre la tumba de la poesía, el nacimiento de la nueva poética.