Explorar Brasil: La construcción del Otro en los relatos de viajeros


Un tema que aparece de modo significativo en los relatos de viajeros, principalmente en los que corresponden a los primeros viajes al territorio americano, es el modo de construir la imagen del Otro. Con una serie de rasgos comunes que se repiten como tópicos, pero a partir también de las variaciones en la mirada de cada uno de ellos, quedan configurados en los textos estos sujetos frente a los cuales quien escribe se diferencia. Esta distancia, sin embargo, adquiere matices diversos, que dependen tanto del momento histórico como de la posición de quien narra, el contexto en el cual se escribe y las posibilidades que brinda el género. Este trabajo intentará rastrear estas construcciones en los textos de dos autores -Pero Vaz de Caminha y Pero de Magalhaes Gandavo- a partir del modo en el que aparecen tres ejes: el tópico de la desnudez, la cuestión de la religión y la idea de autoridad.
En el año 1500 arribó a las tierras del actual Brasil una flota portuguesa. Pero Vaz de Caminha, escribano, formaba parte de esa expedición. De esa experiencia surge su Carta[1], en la que intentará dar cuenta al rey de lo que ve en esas tierras. No solo aparece allí ese nuevo territorio sino que también ingresan en el texto estos seres desconocidos que se configurarán como los Otros del relato. Esto implica poseer una serie de características diferenciadoras pero, fundamentalmente, una serie de recursos para construir a quien se coloca en el lugar de la otredad.
La primera referencia a los habitantes del lugar se da inmediatamente después del arribo.

“(…) Había allí dieciocho o veinte hombres pardos, todos desnudos sin ninguna cosa que les cubriera sus vergüenzas. Llevaban arcos en las manos con sus flechas” (pag 98)

El primer elemento que configura la diferencia es la apariencia de estos hombres. Por un lado, el color de su piel, pardo (“como rojizo”, dirá después); por el otro, y de manera significativa por el desarrollo posterior del tema, la desnudez. El cuerpo del indio se presenta al descubierto, despojado de una vestimenta que lo cubra. Sin embargo, la falta que parece mayor en estos sujetos es la vergüenza.

“(…) andan desnudos sin ninguna cobertura ni estiman en nada cubrir ni mostrar sus vergüenzas, y tienen respecto a eso tanta inocencia como en mostrar el rostro” (pag 101)

La cuestión de la vergüenza pasa a ser central. Desde el comienzo se ha hecho referencia a estos sujetos a partir del término “hombres”, con lo cual hay un primer acercamiento entre quien escribe y quien es objeto de la escritura. Sin embargo, frente a la desnudez se funda una diferencia: la vergüenza, atributo de los hombres a partir del castigo de Dios a Adán, no opera sobre estos nuevos sujetos. Se intentará, entonces, una explicación de este hecho, que permita que estos sujetos puedan ser incluidos dentro de la historia cristiana. Tal como puede apreciarse en la cita anterior, esto va a ser atribuido a una supuesta inocencia.
Esto opera con un fin en particular: el de proponer a los indios como sujetos propensos a la evangelización. Para funcionar, esta acción necesitará, además, de algunas consideraciones sobre las creencias.

“(…) Y entonces se estiraron así de espaldas en la alfombra a dormir sin tener ninguna manera de cubrir sus vergüenzas, las cuales no eran circuncidadas y tenían el vello bien rapado y afeitado” (pag 105)

Estos sujetos no ingresan en la categoría de infieles. Son sujetos sin creencias que se plantean como factibles de adoptar las que ellos puedan inculcarles.

“Me parece gente de tal inocencia que, si los entendiésemos y ellos a nosotros, enseguida serían cristianos, porque según parece, no tienen ni entienden ninguna creencia” (pag 135)

Esto es significativo por varios motivos. En primer lugar, la caracterización a partir de la inocencia permite justificar esas diferencias y de ese modo acercar al sujeto a ese Otro. Por otro lado, sin embargo, hay una distancia que se mantiene desde el momento en el que uno de ellos, el sujeto que narra, se encuentra del lado de quienes podrán operar sobre los otros. Aparece constantemente la idea de que son sujetos que deben ser instruidos sobre todo aquello que desconocen, porque las condiciones que los caracterizan posibilitan ese aprendizaje, y son ellos quienes están capacitados para dar esa instrucción.
Frente a todos los motivos de la conquista resulta significativo que Pero Vaz de Caminha se incline por uno que no es el económico ni el expansivo. Si bien puede leerse en su Carta un esfuerzo por medir el territorio, por detallar sus características, el centro queda colocado en la posible empresa evangelizadora:

“Pero me parece que el mejor fruto que en ella se puede hacer será salvar a esta gente, y ésta debe ser la principal simiente que Vuestra Alteza en ella ha de lanzar” (pag 142)

La evangelización es posible porque los sujetos son aptos. A partir de esta caracterización los conflictos parecen superarse, al menos en la medida en la que las diferencias pueden ser explicadas para que diferencien cuando eso sea necesario y acerquen cuando también lo sea. Sin embargo, es otra la cuestión que resulta compleja de resolver, y tiene que ver con otros móviles de la conquista. El concepto de autoridad resulta difícil de ser visto en estos sujetos.

“Andaba ahí uno que les hablaba mucho a los otros para que se apartasen, pero no me parecía a mí que le tuvieran acatamiento o miedo” (pag 114)
El problema que se plantea es esta dificultad para ver un modo tal vez distinto de autoridad. La concepción que traían los portugueses respecto del gobierno se basaba en el acatamiento y el miedo; eso estaba como fundamento de las prácticas de poder. Frente a esto resulta desconcertante no poder rastrear jerarquías y relaciones de poder entre unos y otros sujetos. Mientras que el capitán aparece como un sujeto diferenciado del resto en los indios parece operar una horizontalidad difícil de comprender. Es el momento en el que los presupuestos de unos y otros sujetos chocan con mayor nitidez y donde puede observarse de manera más clara el límite de las concesiones que pueden darse para hacer a estos sujetos asimilables.
El texto de Pero de Magalhaes Gandavo[2] responde a otras condiciones. Su estructura es la de un tratado, en el que se da cuenta de una serie de características del lugar. La operación que subyace el texto es la de convertir ese espacio en un espacio aprovechable. Para eso se analizan las condiciones del lugar, los ríos, la flora y la fauna, pero también a estos sujetos que aún habitan en el territorio.
El primer aspecto para destacar respecto de la construcción de estos sujetos es una división temporal: por un lado, hay una serie de referencias a sus prácticas que los construyen como sujetos peligrosos, que atentan contra todos, que se ubica en un tiempo pretérito; por el otro, a partir de la reducción de estos grupos, la referencia es hacia la vida en las aldeas de aquellos que  “son de paz, y amigos de los portugueses”[3]. La referencia a la matanza de muchos de ellos opera, de algún modo, como justificación de ciertas prácticas de los portugueses sobre los indios, pero también lo hace como proyección: detrás del texto está la intención de seguir proponiendo el territorio como un espacio aprovechable para lo cual deben introducirse ciertos elementos propios de estos europeos y eliminar aquello que atente contra su proyecto.
Para caracterizar a estos Otros se apela a la idea de ausencia. Este despojo opera en diferentes niveles. El primero de ellos es la desnudez:

“Estos indios andan desnudos sin cobertura alguna, tanto machos como hembras; no cubren parte alguna de su cuerpo, y traen descubierto cuanto la naturaleza les dio” (Pág. 12)

Los cuerpos desnudos continúan siendo un eje clave para la diferenciación. Sin embargo, ya no funcionan como eje central de la diferencia. La mención que se hace de este tópico es escueta en relación a otras características. Si bien hay algo del orden de lo moral, la principal característica deseable que se manifiesta ausente no es la vergüenza. Por sobre ella aparece otra que parece más compleja: la piedad. La representación como sujetos belicosos está reforzada constantemente, pero tal vez lo que plantee de un modo más directo la diferencia sea la referencia a la antropofagia. La idea del cautiverio y el posterior asesinato e ingesta ocupa gran parte de la consideración sobre estos sujetos. A partir de esta práctica, mucho menos asimilable, cambia el eje de la diferenciación. Hay, sin embargo, una particularidad: la práctica antropófaga “es más por venganza y por odio que por gula”[4]. Sumado a la idea de ritual, que aparece en su descripción, hay un intento por codificar esto por fuera de los actos inmotivados, como una práctica indeseable pero que responde a sujetos que aún son recuperables.
El primer atributo, entonces, es esta falta de vestimenta. El segundo se relaciona con otra ausencia: la del sentimiento de piedad. Al igual que en el texto de Pero Vaz de Caminha la falta aparece como atributo:

“La lengua de esta gente toda por la Costa es una: carece de tres letras –scilicet, no se encuentra en la F, ni en la L, ni en la R, cosa digna de espanto, porque así no tiene Fe, ni Ley, ni Rey; y de esta manera viven sin justicia y desordenadamente” (Pág, 12)

No es casual la referencia a la lengua. En primer lugar, esto se debe a la base de conocimientos y a un interés particular del autor en esta área. Además, la cuestión de la lengua ya había aparecido en la carta de Caminha como una barrera. Sin embargo, lo que se destaca de este párrafo es la idea de falta. Los indios poseen, como atributo, la carencia, tanto de fe como de una legalidad y una autoridad. Son sujetos conformados por espacios vacíos que pueden ser llenados.
Respecto a la falta de una autoridad, Gandavo describe algunas características de su organización y confiesa que “no hay, como digo, entre ellos ningún Rey, ni Justicia, solo en cada aldea hay un principal que es como capitán, a quien obedecen por voluntad y no por fuerza[5]. Esto plantea un problema ya que las bases sobre las que se sustentaría el poder difieren de manera significativa entre unos y otros. En línea con la Carta de Caminha, hay una diferencia entre el modo de ejercer el gobierno en uno y otro lado, a tal punto que para ambos viajeros es difícil reconocer entre los indios una autoridad clara y diferenciada. La idea de voluntad, además, plantea que la obediencia es una decisión, es decir que puede ser modificada, con lo cual quien ejerce el gobierno no lo hace de manera permanente.
Respecto a la fe, los indios son caracterizados como sujetos sin culto. “No adoran nada ni consideran lo que hay en la otra vida: gloria para los buenos y pena para los malos. Para ellos el cuidado se acaba en esta vida y las almas mueren con los cuerpos; así viven de manera bestial sin tener en cuenta ni peso ni medida”[6]. De este modo ingresa una dimensión explicativa que pasa a operar sobre los sujetos de forma similar a como opera sobre la geografía, la fauna y la flora. Hay, por un lado, una dimensión que rastrea las características y el funcionamiento de estos sujetos; por el otro, esta explicación intenta dar cuenta del por qué de los desvíos. Si estos sujetos no tienen una ley, no tienen una autoridad ni tienen una religión, y si esta triple ausencia es la causa de su desorden, entonces lo que requieren es una autoridad, una creencia y una ley que cubran esa falta, que es lo que los portugueses pueden darle.
Así, podemos rastrear dos modos en los que aparecen estos sujetos en los textos de quienes llegan al territorio. En ambos casos se puede observar de qué modo la distancia funciona como una categoría operativa: es necesaria para marcar una diferencia que conserve cierto poder, pero al mismo tiempo se hace necesario también quebrarla y acercar a esos sujetos diferentes, hacerlos ingresar al universo de consideración propio, para que sean también parte aprovechable del nuevo territorio con el que se tuvo contacto. Si bien, como se ha desarrollado, la mirada se dirige, en uno y otro caso, desde un lugar diferente, como trasfondo opera la misma necesidad: la de incluir, de algún modo, a estos sujetos-Otros en el nuevo modo de concebir al mundo.


[1] Pero Vaz de Caminha. Carta del descubrimiento de Brasil, Acantilado, 2008. Las citas corresponden a esta edición.
[2] Pero de Magalhaes Gandavo. Tratado de la tierra del Brasil, que contiene información de las cosas que hay en estas partes, traducción de María Teresa Villares y Viviana Hemsi. Todas las citas corresponden a esta edición.
[3] Op. Cit. Pág 12
[4] Op. Cit. Pág 14
[5] Op. Cit. Pág 12
[6] Op. Cit. Pág 13